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¿Ansiedad excesiva?

Todos la hemos experimentado en algún momento, algunos más fuerte que otros y de formas distintas. Pero la realidad es que la ansiedad es un tema serio que afecta cada uno de los aspectos de nuestra vida diaria. Mantener una rutina llega a convertirse trabajoso para las personas que sufren de ansiedad excesiva o bien, de un trastorno.

Cuando nuestro organismo siente esta urgencia dispara ciertas respuestas ya sean físicas o psicológicas, que nos permiten saber que estamos enfrentando uno de estos episodios. Esas señales o síntomas que te alertan aunque son muchas veces desapercibidos, por así decirlo. Puesto que nuestro cuerpo solo puede soportar hasta cierto nivel, es extremadamente necesario prestar atención a ellos. Aquí te los dejamos:

Insomnio: la dificultad para conciliar el sueño es algo común cuando tenemos un evento importante o un problema que nos acosa, sin embargo las personas que sufren de ansiedad excesiva sienten temor cuando llega la noche, ya que es cuando los pensamientos negativos parecen agudizarse.

Negatividad: relacionada con preocupaciones, miedos, inseguridad. Dificulta el razonamiento lógico, al igual que la concentración y el realizar tareas rutinarias. Sienten que cualquier decisión que tomen tendrá repercusiones negativas de alguna forma u otra.

Cambios de humor: los estados de ánimo y cambios de humor casi siempre tienden a ser negativos e influyen sobre nosotros mucho más de lo que pensamos. Pueden externalizarse o internalizarse, es decir, pueden ser manifestados hacia afuera por el propio individuo, o pueden no hacerlo.

Problemas cardiovasculares: la taquicardia, la hipertensión y los sofocos funcionan como un gatillo, disparando cualquier clase de pensamientos, escenarios y catástrofes. Inclusive, las personas suelen preguntarse si los ataques de pánico pueden causar ataques al corazón, pero no es así.

Sensación de desorganización o pérdida de control: el temor a perder el control sobre el propio pensamiento, conducta o impulsos, es frecuente en los trastornos de ansiedad. El individuo siente que aunque trate todo lo que pueda, nunca llegará a poseer el control total de una situación.

Perfeccionismo: relacionado al punto anterior, el individuo siempre está en una búsqueda interminable del perfeccionismo, que muchas veces es descrito como una característica deseable, realmente tiende resultar en una gran improductividad. Pocos perfeccionistas logran alcanzar sus estándares auto impuestos, causando una gran sensación de fracaso.

Indigestión: el dolor de estómago, hinchazón, gases, estreñimiento o diarrea, pueden ser señales de un sistema digestivo afectado por la ansiedad y el estrés. El intestino es muy sensible a las tensiones psicológicas y viceversa, el malestar físico o social de los problemas digestivos crónicos puede hacer que una persona se sienta más ansiosa.

Bostezos constantes: algunos expertos piensan que el bostezo actúa como una especie de mecanismo que modula la sensación de ansiedad. Al mismo tiempo, experimentamos palpitaciones, sudoración y hasta temor en casos extremos.

Sensación de irrealidad: también conocida como desrealización; que es una alteración inquietante de la percepción o de la experiencia del mundo exterior del individuo de forma que aquel se presenta como extraño o irreal.

Finalmente, recuerda que esas sensaciones no durarán por mucho tiempo. Son simples “falsas alarmas” que nuestro cerebro envía al resto de nuestro cuerpo, llegando a convertirse en un círculo vicioso. Es importante destacar, que todo tiene solución y puedes tratar este trastorno con terapia y apoyándote en tus seres queridos.